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martes, 17 de enero de 2012

Guerrero Pajaro




La leyenda del quetzal
En esta historia encontramos la vida de Kuk, el hijo de los dioses convertido en quetzal, el pájaro de hermoso plumaje de las selvas mayas.

Reinaba la época del silencio, cuando todavía no existían pobladores en el mundo, cuando los dioses y los hijos de los dioses se reunieron para crear el universo.

Después de discutir acerca de cómo harían esto, empezaron por retirar las aguas y hacer que apareciera la superficie de la Tierra. Lueog formaron los valles, las costas y los montes. Crearon leones, tigres, pájaros multicolores y viboras de diferentes tipos para que habitaran allí.

Los dioses se encontraban muy contentos ante su obra, pero el pequeño Kuk, el de rostro de neblina y cabellera negra, manifestó su deseo de bajar a convivir con las criaturas; así, suplicó a Cbagil, Corazón del Cielo:

- ¿Por qué no puedo bajar a jugar con las bestias y pajáros que nosotros mismos hemos hecho?

Cabagil, muy sombrado, de inmediato se dirigió al consejo principal de los dioses, integrado por Gukumatz o Poderoso del Cielo, Tzakol o Contrsuctor, Bitol o Formador, Tepeu o Dominador, Alom o Procreador y Cajolom o Engendrador. Los dioses inmediatamente rechazaron la súplica del pequeño Kuk.

Sin embargo, Ipiyacoc e Ixcumané, abuelos de Chirakán o Sol accedieron a la petición, ante la cual los dioses no tuvieron más que decir.

Kuk bajó así a la Tierra, cubierto de piedras preciosas sin ropa. Entre las criaturas que habitaban la Tierra, era sin duda de las más bellas. La suavidad de su piel contrastaba con el espesor de los matorrales. Al verlo pasar las aves, las fieras y hasta los propios lagos, quedaban asombrados de tan hermoso ser. Por las noches el joven se bañaba entre las corrientes de agua cristalina. Las fieras, enamoradas de él, llevaban piedras preciosas que Kuk colocaba en su piel. El chisporrotear de las esmeraldas, jades y chalchihuites, mezclado con el resplandor de las aguas en la piel de Kuk, eran un espectáculo exquisito.Kuk se sentía feliz viviendo entre las aves, reptiles y fieras, quienes también lo admiraban y querían.

Pasado el tiempo, la soberbia y el narcisismo comenzaron a apoderarse de Kuk, quien ya no pasaba horas jugando y conviviendo con los animales, sino observándose en las aguas de los arroyo y en cualquier superficie reflejante.

Ante esto, los dioses reunieron alarmados. decidieron regresar a Kuk al manto verde o mansión del cielo, llamado Gug, y crear otros seres que poblaran la Tierra. Éstos serían fabricados por el dios que manejaba el maíz y la madera.

Kuk estaba realmente furioso; no quería que nadie más habitara la Tierra. Pensaba que estos seres infelices de madera no tendrían la suficiente inteligencia como para caer postrados ante su inigualable belleza. Así que el joven soberbio se reveló contra los dioses, a pesar de que éstos le habían advertido que Xecoteoguah le sacaría los ojos. Camalotz le cortaría la cabeza, Tucumbalam le trituraría los huesos y le rompería lso nervios y, finalmente, Cotzbalam lo devoraría.

Kuk no se amedrentaba. Esto enfurecía más a los dioses en el Gug. Por fin decidieron que los abuelos Ixpiyacoc e Ixcumané, bajaran como emisarios para mediar. Una vez que los abuelos descendieron a la Tierra, Kuk corrió a esconderse, en acto de rebeldía. Por fin Tucumbalam lo vio desde el cielo y lo llevo ante los abuelos.

Las súplicas de Ixpiyacoc y las lágrimas de Ixcumané no surtieron efecto ante el engreído muchacho. Así que los dioses decidieron darle un castigo ejemplar.

Al día siguiente los animales se habían reunido, asombrados, al ver una especie nueva de pájaro. Era un ave de hermoso plumaje color de iris, alas prolongadas, cola de plumas largas y la cabeza coronada por un resplandeciente penacho verde, que gallardamente yacía postrado en las ramas de un árbol. Al ver los ojos expresivos del ave, las fieras y los animales supieron de quién se trataba: ¡Era Kuk, el hijo de los dioses!, que había sido transformado para embellecer los bosques de las montañas de México Centroamérica.



EL QUETZAL
El quetzal siempre ha estado rodeado de misterio, a pesar que desde hace mucho se conocen sus plumas, durante años la gente pensó que no podía existir un ave tan hermosa. Es más, las personas que se dedican a estudiar a los animales no saben muchas cosas sobre él, ya que es muy difícil verlo.

Es difícil que un quetzal se deje ver. Pues casi siempre es silencioso. Además, su plumaje se confunde con las hojas siempre húmedas de las plantas, porque en el bosque de niebla llueve mucho. A veces el quetzal rompe su silencio y hace mucho ruido. Entonces se juntan cinco o seis y gritan y vuelan por todos lados haciendo un gran escándalo.




La leyenda del héroe de Cotzumal: el Quetzal




narra lo que le habría pasado a Tupac, tratando de seguir una antigua ruta maya.
Tupac, luego de su recién adquirido tatuaje, estaba decidido a emprender una nueva aventura. Desde siempre, la leyenda del Águila y del Quetzal le había provocado una tremenda curiosidad, y esta misma fue la que lo llevó a realizar uno de los viajes más entretenidos de su vida.
La leyenda tiene más de setecientos años y sigue tan vigente como en los inicios del Imperio de Cotzumalguapa.
El relato cuenta que las tropas Maya Maya venían del noroeste, desesperadas por la falta de agua y recursos. Por ello decidieron invadir el territorio de Cotzumal, famoso por sus tierras de abundantes cultivos de frutas y hortalizas.
Para poder planificar su ataque, los Maya Maya enviaron al Águila a observar las tropas y fortificaciones enemigas. Sin embargo, mientras esperaba el informe del espía, el ejército Maya Maya fue descubierto por el ave sagrada de Cotzumal, el Quetzal. La noble ave sabía que debía alertar al Rey Guapa y avisarle que todos los habitantes de Cotzumal estaban en peligro y de inmediato inició el vuelo.

La leyenda dice que las tropas del Rey Guapa llegaron en dos días a defender Cotzumal del ataque de los Maya Maya. ¿Cómo pudieron viajar tanto en tan poco tiempo?, este era un misterio que Tupac estaba decidido a descubrir.

Además Tupac se enteró de que la ardua travesía de dos mil kilómetros desde el Petén al puerto de Livingstone, donde se encontraba el Rey, es el mismo recorrido que hace el Quetzal hasta el día de hoy cada invierno, en busca de un clima más cálido.
Para averiguar cómo se había realizado semejante proeza, Tupac decidió imitar el viaje que Guapa y sus tropas habían hecho, setecientos años antes, recorriendo el mismo camino y utilizando idénticos medios de transporte.

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